OBRAS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE

jueves, 7 de abril de 2011

Drama malevo

DRAMA MALEVO (Versión libérrima del tango “Una carta”)


Lloró el malevo esa noche sobre el piso de cemento...


¡Qué bien que vino, viejita! Ud., con sus achaques, su reuma, su ciática, sus 80 y pico de años, no se olvidó de mi cumpleaños. Sólo que, con esta tormenta, se podría haber quedado en la cama. El viaje en tren es largo, el lugar inhóspito, el presidio no está en una zona balnearia. Pero claro, ya tenía hechos los biscochitos, Ud. me va a malcriar, vieja.

Qué quiere que le diga, esto no es un jardín de rosas. Gente de la peor laya, alimañas, bestias, no hay respeto ni conducta. No, a mí tampoco me respetaron, vieja Perdone que gimotee, pero delante suyo sigo siendo el “mi chiquito” de siempre. Pero no yo sólo; aquí de noche parece la Casa Cuna.
¿Que qué me hicieron? Me hicieron de todo, vieja, me... me violaron. ¿Cómo que qué me violaron? Eso, me violaron ¿No entiende?¡Me rompieron el culo, vieja! ¡Fueron unos bestias!
Bueno. No fueron, fue. El ñato Ramón, un día que estábamos solos en la ducha. No es un mal hombre, la última vez me preguntó si me dolía. Ahora no, le dije. Me pidió perdón, que ya el primer día en la prisión se metejoneó conmigo, que ahora solo yo le importaba.
Me enterneció, pero Ud. sabe que los hombres son todos iguales, a cuántos le dirá lo mismo. Ahora me regala chocolates.
No llore, viejita, más se perdió en la guerra.
Pero si hay algo que me duele, es lo que me contaron de la Mecha, que al mes metió a otro tipo en la piecita. Que es el hombre de la familia, que Ud. hasta le plancha la camisa. Eso no, vieja, que una cosa son los clientes, todo servicio, que de algún modo hay que parar la olla, y otra es tirar la chancleta por puro vicio de reventada, sin viáticos, gastos fijos, nada. De cafishio suplente yo no lo nombré. ¡Si descolgó mi foto de arriba de la cama!
Pero hasta ésto pasaría, que bien sé que la Mecha sufre de ardores, si a mí me dejaba con ojeras hasta el bigote, ¡pero al mes! Si yo no me fui, que culpa tengo de que, en pleno choreo, me tropezara con el gato, y ahí el quilombo, tiro va tiro viene y yo, con un matagatos, pagué por unos agujereados con 38 y no sé cuántas lucas desaparecidas, cómo, si yo del lugar del hecho a la celda, sin ni siquiera los cigarrillos me dejaron. Me hicieron la cama y hoy pago por otros con uniforme.
Pero el Minguito en un orfanato, eso no. El Minguito tan educado, tan respetuoso de los valores, si me acuerdo cuando me dijo “otra vez robando de la caja para gastos, viejo, después tenemos que rogar de fiado”. Con un solo cachetazo entendió:”¡no le falte el respeto a su padre, mocoso!”. Si yo, en mi vida le alcé la voz al jueputa de mi padre, ni cuando la fajaba a Ud. con la toalla. Nunca más me dijo nada, el pibe, lo que es la educación, ¿no?
Y ahora, en la casa de los pibes sin hogar, donde no hay ejemplos, ni valores que formen. De ahí salen viciosos, chorros, o peor, criminales. Por qué un chico de buena familia tiene que terminar así, por qué.
Eso no tiene perdón, vieja. Por eso, cuando vuelva a casa, fíjese en el pesebre, debajo de la virgencita, si está mi daga. Limpiemela y déjemela lista para usarla. La Mecha tiene conmigo una deuda de honor. Y el honor está por encima de todo.
Con el honor no se juega, vieja.

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